Me acorde de ti y quise escribirte lo mas lindo que no has leido jamas, pero no pude... por mi cabeza solo pasaba tu nombre


lunes, 26 de septiembre de 2011

Egoismo

Siempre he creído que las relaciones que realmente funcionan son aquellas que comparten: el silencio, las risas, las lágrimas, los miedos, las alegrías o los fracasos, reconociendo que cada parte tiene una vida que realizar; es recorrer el mismo camino de modo que cada quien tome sus propias decisiones y enfrente sus consecuencias. Pienso que eso hace fuerte a una persona y cuando cada parte es fuerte, la relación es sólida.


Pocas veces he visualizado mi vida en pareja, no me gusta hacerlo porque inevitablemente pienso que jamás encontraré a alguien como lo que estoy buscando. De pronto, cuando llego a imaginarme en un compromiso, con todo lo que la palabra implica, pienso en esa persona que tiene la capacidad de amar mis cualidades y respetar mis defectos, quien acepte que no soy un títere al que puede moverle los hilos cada vez que le plazca y respete mis tiempos, mi individualidad y fomente mi desarrollo personal.

Sin embargo, hasta hace poco, después de tantos años me cuestioné sobre lo que yo puedo ofrecer; claro, es más fácil pedir que dar. Me viene la ilusión de amar y por primera vez tengo la sensación de que ahora sí hice una buena elección, pero ¿cómo hace una persona egoísta para compartir su vida? Definitivamente, la vida me puso a prueba una vez más.

sábado, 19 de marzo de 2011

princesa

jugaba con sus muñecas a ser una princesa, desde pequeña quiso usar ese vestido hermoso para entrar en una iglesia acompañada de un gran amor que le diga cuan importante es y lo especial e indispensable que se ha vuelto para su vida. Y jugando buscaba ese amor, primero entre muñecas, despues en juegos de adolescente y en la vida madura, esa pareja que le ayude a crecer y madurar, ser feliz y respetarse. pero claro que no fué fácil, lloraba por no estar con la persona que amaba, lloraba por ser amada y no poder corresponder, lloraba por un amor que más bien, era un error; pensaba durante las noches en la incomprensión por ese amor.

La vida le puso una prueba muy grande cuando conoció a un hombre casi perfecto, que pese a los constantes desplantes por falta de amor decidió unirse a ella y frente a todos le juró amor eterno y una vida perfecta: una casa, en perro y un hijo. Llegó el gran día con el que soño desde los cinco años, se vestió como una verdadera princesa, calmó su duda frente al espejo con una gran sonrisa y decidió olvidar a su gran amor, que finalmente era un error.
Ese día tan especial, su gran amor fue a buscarla para despedirse y brindarle los mejores deseos en nombre del gran amor que se tienen. Ella la tomó de la mano y después de un "te amo" siguió el camino hacia el altar para encontrarse con su prometido.